¿Alguna vez te has preguntado que sería de tu vida si no te quejaras?. ¿En qué emplearíamos nuestro tiempo invertido en ello?. Un día cualquiera, una mañana cualquiera, da igual la estación. Si llueve o hacer calor, lo importante es quejarse. Haz la prueba, siempre hay algo que no nos va a gustar, siempre habrá una persona que nos haga daño o que no nos caiga bien. El simple saludo de un vecino, al que no tenemos ganas de cruzarnos en el ascensor, un atasco o cualquier contratiempo que nos surja. Lo importante es quejarnos. De la vida que llevamos, del trabajo, del estrés y en definitiva de todo lo que nos rodea. Y entonces es cuando nos tenemos qué preguntar ¿Qué nos rodea?. Párate, piensa y mira a tu alrededor. Quizás tu vecino no te caiga tan mal, siempre es posible aprovechar un atasco para escuchar una canción que nos gusta y que no tenemos nunca tiempo. Date el placer de levantarte un día y no importarte si tienes mala cara, si estamos en Agosto y no luces un moreno perfecto, permítete el lujo de sonreírte a ti mismo. Disfruta de ese café que el día anterior casi te lo echas encima por bebértelo a toda prisa, para que no te pille ese maldito atasco. Y si entras en el ascensor y te miras en el espejo y no estás como "deberías", ríete. De ti mismo, de lo torpe que puedes llegar a ser conduciendo porque no es un pecado. Inténtalo, quizás no sea tan grave. Lo que si es muy grave es tener una sola vida y no vivirla, en la amplitud de su significado. En no disfrutar de una puesta de sol, unas risas con los amigos, un paseo, tu canción favorita. Esa que todos hemos bailado alguna vez a escondidas pero que nos sienta tan bien. Haz de tu vida una historia que contar, no dejes que otros la cuenten por ti , porque no será la real. No será la que has vivido realmente.
Mónica Escribano.
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