Desde pequeñas nos hicieron creer que las mujeres hemos venido al mundo para cumplir una misión, como si de una película de súper héroes se tratara. Nos hicieron ver que teníamos que ser atractivas, cuidarnos y dedicarnos a cultivar cuerpo y alma para conseguir un futuro mejor. Pues es mentira, la realidad es otra. La que no es atractiva no tiene por qué serlo, debe quererse tal cual, la que no tiene un cuerpo diez no tiene que machacarse en un gimnasio para gustar a nadie cuando realmente lo que le gustaría es atiborrarse de palomitas viendo una película. Además de esas de A3 , sí de las que te pegas tres horas y media sabiendo desde el principio que él se va a enamorar de ella aunque no peguen ni con cola pero que la esperanza es lo último que se pierde en esta vida. Nos hicieron ver que el amor no tiene fronteras, a ver qué relación funciona con mil kilómetros de distancia. Ninguna, no acaban bien. Pero aún así, seguimos pensando que nuestra misión continua. Y cómo...... la siguiente etapa, ser madre. Porque si no queremos tener un hijo somos bichos raros. Y entonces es cuando idealizamos, el amor, la pareja y todo lo que ello conlleva. El saber cocinar, porque dicen que a un hombre se le conquista con el estómago. ¿Entonces para qué me arreglo?, totalmente contradictorio ..... Pero un día te levantas y te miras al espejo y sí, estás casi rozando los cuarenta o ya los has pasado y no te importan tus arrugas, porque son de expresión, de las veces que te has reído con tus amigas en ese mismo gimnasio soportando altas temperaturas para demostrar que la maternidad no ha pasado por tu vida, no necesitas mirar qué talla usas , y te ríes porque tienes una cana, porque prefieres disfrutar de tu café por la mañana a pegarte media hora maquillándote. No importa en qué etapa de tu vida estés, lo importante es quererte tanto que te sientas fantástica, porque llegada a una edad la mujer lo que realmente valora es sentirse cómoda, sentirse libre de ataduras, de prejuicios y cadenas que durante años nos han pretendido inculcar. Disfrutar de las pequeñas cosas que se convierten en grandes sueños cuando las vivimos. Ser imperfecta y no ser un sufrimiento.
Este post se lo dedico a esas grandes mujeres, amigas y compañeras de viaje que saben de lo que les estoy hablando, de las que no necesitan a nadie que les digan lo bellas que son porque ya lo saben con solo mirarse.
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