En mi lista de proyectos siempre estuviste tú. Siempre despeinada, como si no importara, con esa camiseta blanca y tu cara recién lavada. Marcando un estilo tan peculiar. Haciendo turismo a borde del abismo, buscándote la vida en dirección prohibida. Olvidándote del reloj, desabrochando un botón de tu camisa, mientras otras enseñaban lo que para ti era prohibido.
Te hacías mujer pensando nunca en el mañana , cambiabas de amor en sueños y a la vez soñabas con el único en tu vida.
Y dentro de todo este tinglado , entre dosis de crisis literarias, te vuelves a desnudar por dentro.
Y tú eras mi yo y mi proyecto era mi vida. Ahora ya tu cara lavada no tiene la mirada de antes y tu camiseta ya no tiene el mismo blanco.
Y sigues ahí, a veces perdida y a veces encontrada. Pero no has cambiado, sigues siendo la misma. Mañana cuando te levantes, sal de casa despeinada, prueba. Vuelve a tener la sensación de antes, de sólo importarte vivir el momento. De olvidar, de quedarte con el inventario positivo de tu vida.
Vive, para ti. Y esos trabajos que un día dejaste a medias, ya es hora de retomarlos. Comparte lo bonito que ahí en ti, verás que bien sienta.
Mañana será otro día, quizás parecido al de hoy pero, sal a la calle como un explorador y te darás cuenta que sólo se vive una vez , hazlo único e irrepetible. Deja huella, en cada beso, en cada sonrisa.
Porque cada vez hay menos trabajos a medias.
Por Mónica Escribano Prieto